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Georges Remi (Hergé) - Unas pinceladas sobre su biografia

"Para mí dibujar un cómic es ante todo contar una historia [...]. Mejor que sean bonitos, claro, pero esa no es su meta. A mi entender, la meta es la de explicar la historia del modo más claro posible, para que se comprenda; sea emocionante, triste o divertida, ha de tener ante todo una columna vertebral".

Con un simple lápiz...
 
Georges Prosper Remí nace en Etterbeek (municipio de Bruselas), Bélgica, el 22 de mayo de 1907. Desde pequeño demostró una inclinación inusual por el dibujo, y con sólo siete años se pasaba la mayor parte del tiempo garabateando en clase en sus cuadernos las peripecias de un jovencito que le hacía la vida imposible al invasor. En aquellos años, Bélgica estaba siendo ocupada por Alemania en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.

Georges tendrá únicamente un hermano cinco años menor que él (que sería militar), con el que no mantuvo mucho contacto a lo largo de su vida adulta, pero del que ha confesado ser fuente de inspiración (en el plano físico, me refiero) primero del propio Tintín y algo más tarde del malvado y ambicioso coronel Sponz. 

Resulta curioso que quien ha estimulado las primeras lecturas de tantas generaciones, quien ha alegrado de manera especial esos primeros años, y nos ha transportado a un maravilloso mundo imaginario, repleto a la par de realidad y fantasía, no haya sentido lo mismo para con él. Más bien se reafirma en todo lo contrario; llega a confesar que sus primeros años, hasta bien pasada la adolescencia, fueron "mediocres, con acontecimientos y pensamientos mediocres [...]" (sic). También asegura haber sido un niño bastante "insoportable" (sic), de modo que sus padres se veían obligados a recurrir al expeditivo remedio de colocarle un lápiz y un papel por delante, para asegurarse de esta forma cierta calma y silencio durante algunas horas. 

Se adivina un dibujante...Tope de la página

En 1918 se incorpora a los Boy-scouts, movimiento del que se entusiasma rápidamente, y poco más tarde lo haría al grupo de Boy-scouts católicos de Bélgica, con quienes se identifica plenamente, y le dan la oportunidad de realizar sus primeros viajes al extranjero. De esta forma conoce España, Austria, Suiza e Italia. En 1922 publicó su primera historieta en la revista Le Boy-Scout Belge, firmando todavía con su nombre real (G. Remí). 

La filosofía del escultismo (del inglés scout), cuyas
directrices fueron establecidas en el libro Escultismo para muchachos (1908) por el fundador del movimiento scout, Sir Baden-Powell, le marcó profundamente. Tanto a él como a su personaje Tintín. Cuando en una entrevista, recogida en el libro Conversaciones con Hergé, su autor Numa Sadoul afirma socarronamente que "¡Tintín es un tenaz boy-scout!", el maestro  no duda en responder: "¿Y por qué no?… ¿Cree usted que es tan ridículo hacer una buena acción, amar y respetar la naturaleza y a los animales, esforzarse en ser fiel a la palabra dada?". 


De jovencito en la redacción del periódicoEn 1924 empezó a utilizar el seudónimo de Hergé, formado por la pronunciación en francés de las iniciales de su nombre ordenadas al revés: R y G. Un año más tarde entraría a trabajar en el departamento de suscripciones de Le Vingtième Siècle, periódico ultraconservador de orientación clerical y nacionalista, al tiempo que en Le Boy-Scout Belge publica su primera serie: Totor, jefe de patrulla de los Abejorros, personaje que bien podría considerarse como el "hermano mayor" del intrépido reportero.

En aquellos años iniciales, el joven Hergé recibió la notable influencia del director de Le Vingtième Siècle, el sacerdote católico Norbert Wallez, quien le animó a leer, instruirse e ilustrarse, convirtiéndole en un autodidacta. Más adelante, el padre Wallez le encargaría la realización de un suplemento juvenil del periódico: Le Petit Vingtième, cuyo primer número apareció en 1928. De esta forma, dicho suplemento juvenil se convierte en el caldo de cultivo para que todos sus personajes comiencen a ver la luz.

Le Petit Vingtième...Comienza el éxito del dibujanteTope de la página

Al poco tiempo Hergé creó sus propias series para el suplemento. Así nacieron Tintín y Milú (1929), Quique y Flupi (1930) y las aventuras de Jo, Zette y Jocko (1934).

Le Petit Vingtieme salía todos los jueves, y Hergé dibujaba dos planchas de la aventura en cada suplemento. De este modo, aproxidamante cada 15 meses tenía una aventura completada, que posteriormente editaba en formato de álbum.  


La primera aventura de Tíntín en el país de los Soviets, apareció a publicarse el 10 de enero de 1929 y narra la misión para llevar a cabo un reportaje periodístico sobre la vida de la población rusa bajo el régimen bolchevique soviético. En 1931 publicó su segundo episodio, Tintín en el Congo, donde el reportero y su perro recorren la colonia belga del Congo, con una misión descriptiva de la vida colonial en esa parte de África, y un enfoque demasiado superficial y propagandístico, similar al episodio anterior.

En 1932, Hergé envía su personaje a América. Con Tintín en América el éxito del semanario es tal, que multiplica por seis la tirada, provocando que la mayoría de los jóvenes esperasen impacientes, semana tras semana, la publicación de nuevas aventuras. Al mismo tiempo la serie comienza a publicarse en periódicos franceses, y a finales de 1933 ediciones Casterman se hace cargo de la publicación en formato de álbumes hasta el día de hoy, contribuyendo de manera fulminante a la difusión del personaje. El primer álbum de esta editorial será Los cigarros del farón (cuarto de la serie), que ve la luz en otoño de 1934.

En esos años Hergé conoce a Tchang Tchong-Jen, joven estudiante chino de Bellas Artes en la Universidad de Lovaina, quien lo introdujo en la cultura china, muy distorsionada entre los europeos, y le proporcionó una ayuda muy valiosa de cara a documentar el próximo álbum que iba a realizar. A modo de homenaje para con su amigo que tanto le había ayudado, crea el personaje Tchang en su quinto álbum El Loto Azul. A partir de entonces, Hergé procuró documentarse a fondo sobre los lugares a los que debía viajar Tintín, cuidando minuciosamente cada detalle, tomándose realmente en serio lo que hasta entonces suponía para él un pasatiempo remunerado.

Los álbumes se van sucediendo con la regularidad comentada de unos quince meses, para ver la luz en 1937 La oreja rota, en 1938 La isla negra, y en 1939 El cetro de Ottokar. Trabajos que compagina con otras obras como las aventuras de Jo, Zette y Jocko, Quique y Flupi, así como multitud de labores como ilustrador, viñetas sueltas, tarjetas, trabajos publicitarios y dibujos de toda clase, con un grado de actividad y creatividad ciertamente sorprendentes.


Y llegó la guerra para trastocarlo todo...Tope de la página

En septiembre de 1939 Alemania invade Polonia, y marca el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Durante la primavera de 1940, Francia y Bélgica fueron ocupadas por los ejércitos alemanes nazis. Durante dicha ocupación se implantó la ley marcial para someter a la población civil, silenciando cualquier voz opositora al régimen. Como consecuencia de esta política, Le Vingtième Siècle y su suplemento Le Petit Vingtième fueron clausurados, poniendo fin a todas las series de Hergé, con la excepción de Tintín. De momento, la serie Tintín en el país del Oro Negro quedará parada en la página 26 del actual álbum en color, y tardará ocho largos años en ver la luz.

En octubre de ese año, Hergé entrará a trabajar como redactor jefe del suplemento juvenil en Le Soir Jeunesse, que pertenecía al periódico Le Soir, diario belga sometido al control nazi desde la ocupación. Tintín seguirá publicándose a buen ritmo, hasta que en 1941, debido a las restricciones de papel a causa de la guerra, se van acortando progresivamente el tamaño de las series hasta quedar reducida a un única tira diaria dentro del propio periódico. En 1942 la editorial Casterman toma dos decisiones muy importantes para el futuro de la obra del dibujante; por un lado acortar los álbumes a 62 páginas debido a las citadas restricciones de papel, y por otro, le propone a Hergé adoptar el color en sus obras, con el fin de llegar a los mercados extranjeros. La readaptación de los álbumes y, sobre todo, la puesta en color de los que llevaba hasta ahora le obligará a contratar ayuda, como la del propio Edgar Pierre Jacobs a partir de 1944.

En este periodo de la guerra concluye El cangrejo de las pinzas de oro como última serie editada en blanco y negro; realizará La estrella misteriosa (primer álbum en color); y publicará dos de sus álbumes más importantes: El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham el rojo. En 1944, justo cuando iba por lo que hoy sería la página 49 del álbum actual de Las siete bolas de cristal, vuelve a sufrir una paralización del trabajo debido a la entrada de los aliados en Bélgica
.

El 3 de septiembre de 1944 Bélgica fue liberada por las tropas aliadas. El alto mando aliado tomó la decisión de investigar a los responsables de las publicaciones editadas durante la ocupación, sin importar su implicación política. Le Soir fue clausurado y Hergé fue arrestado. Su continua actividad profesional bajo la ocupación nazi le valió ante muchos el calificativo de colaboracionista, y su trabajo en Le Soir fue puesto bajo sospecha. Al poco tiempo pudo reanudar su actividad con normalidad.

Colaboracionista o no, lo que sí resulta cierto es que El Cetro de Ottokar (dibujado antes de la guerra) puede interpretarse como una crítica velada contra el mundo nazi, mientras que los álbumes posteriores elaborados durante la guerra, cuando menos, y como es natural, se alejaron en su concepción de cualquier crítica a la realidad política durante la ocupación.

Tintín superhéroe a escala internacionalTope de la página

Tras un largo e incierto periodo de arrestos, interrogatorios e investigaciones, finalmente Hergé queda absuelto, y el 26 de septiembre de 1946 aparece la revista belga Le Journal de Tintin, de publicación semanal y editada por Raymond Leblanc mediante un acuerdo con la editorial Le Lombard. Esta revista contaba con dos páginas centrales de las aventuras de Tintín, retomando Las siete bolas de cristal. De entrada, el éxito es considerable, y llega a tener tiradas superiores a los 100.000 ejemplares semanales.

Su gran colaborador durante la guerra y en los inicios de este semanario será Edgar Pierre Jacobs, a quien conoce en 1941, presentado por otro importante colaborador de esta época, Jacques van Melkebeke. Hergé, sorprendido por el talento y la minuciosiodad de Jacobs, le propone trabajar juntos. A partir de ese momento, Jacobs influirá en la obra de Hergé sobre todo en la búsqueda de una escrupulosa precisión de los detalles.


Los lectores de Hergé comienzan a internacionalizarse, y las tiradas de los álbumes suben vertiginosamente, hasta alcanzar, tan sólo una década más tarde, la nada despreciable cifra de un millón de álbumes por año.

El trío inicial impulsor de la revista (Jacobs, Melkebeke y Hergé) durará poco juntos, lamentablemente, ya que en 1947 Jacobs decide iniciar su andadura de dibujante en solitario, desbordado en su trabajo como colaborador, y con una fama en auge debido a su propia seria Blake y Mortimer; y Melkebeke, el inspirador de gags, guiones y referente cultural de Hergé, se ve obligado a trabajar en la sombra para Hergé, por estar procesado como colaboracionista debido a diversos artículos controvertidos publicados durante la guerra. Estos años, de intensa colaboración del trío de amigos, son reflejados en los álbumes con diversas "aparaciones traviesas" de ellos mismos, a modo de cameos en diferentes viñetas.
         

La fundación de los Estudios Hergé
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El elevado ritmo de trabajo y las consecuencias de la depuración de la posguerra, hicieron de Hergé un persona ciertamente atormentada. Además, el esfuerzo de llevar adelante la revista como director artístico (supervisando todas las colaboraciones) tenía sin duda un elevado precio. Máxime cuando uno de sus principales colaboradores, Jacobs, le había dejado y Hergé ya no podía renunciar a esa meticulosidad en la descripción de los detalles y decorados de sus viñetas a la que le había acostumbrado su amigo. Necesitaba un sólido equipo que le ayudara a sacar adelante las entregas. Las ausencias del trabajo por una necesidad imperiosa de descanso (con episodios depresivos incluidos) comenzaron a sucederse cada vez con mayor frecuencia.

Mientras tanto concluye la extenuante serie del Templo del Sol, que sería un nuevo éxito, y retoma el interrumpido álbum de Tintín en el país del Oro Negro. Este álbum, cuya serie finaliza en febrero de 1950, es para mí el que más incidencias sufre (pregunta de test del tintinófilo, jejeje), ya que fue interrumpido por la guerra, versionado hasta tres veces, y se da la circunstancia curiosa de que hubo que incluir un forzado final para dibujar a un "anacrónico Capitán Haddock", ya que no existía cuando la aventura vio la luz en septiembre de 1939 (en esa época tampoco existían ni el profesor Tornasol ni el castillo Moulinsart, y sin embargo, ocho años después se retoma la aventura con un montón de sucesos y nuevos personajes que Hergé sabrá encajar a la perfección). En 1971 hay que volver a publicar una nueva versión, dadas las circunstancias cambiantes de un mundo en plena evolución geopolítica.  

Entre 1949 y 1950, Hergé sufrió varias crisis nerviosas de cierta gravedad, que le obligaron a tomarse nuevos descansos forzados. El 6 de abril de 1950 montó los Estudios Hergé. En ellos contaba con nuevos asistentes que le ayudaron a la producción de nuevas aventuras, donde se desarrollaría un importante trabajo técnico, con gran rigor documental y una atención muy especial a todo tipo de detalles, aunque siempre imperará la estricta supervisión del maestro; destacaron
Bob de Moor, Jacques Martin,  Roger Leloup y Baudouin Van den Branden, su fiel secretario, entre otros. En esta nueva estapa ven la luz importantes títulos: Objetivo: la luna, Aterrizaje en la luna, El asunto Tornasol y Stock de Coque.


En 1960, George Remí se separa de su primera mujer, Germaine Kieckens, y ante una nueva crisis nerviosa consulta a un psicoanalista, que le aconsejará dejar de dibujar
a Tintín. Lejos de hacerle caso, para regocijo de sus seguidores, en pleno periodo convulso finaliza la elaboración de Tintín en el Tíbet, su obra favorita y probablemente uno de sus mejores álbumes (puedes votar aquí por tu álbum favorito y seguir con la lectura).

Los últimos años
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Las últimas aventuras de Tintín fueron producidas a un ritmo lento; un álbum cada 8 o 9 años. Las joyas de la Castafiore en 1963 y Vuelo 714 para Sydney en 1968. Nunca se explicó el porqué, pero se ha especulado mucho con ello. Se dice que el éxito de Tintín habría superado al propio Hergé, por lo que podría haberse cansado de su creación. Creo que es una simple especulación, y este extremo queda perfectamente aclarado cuando uno lee la entrevista que mantiene con Numa Sadoul. Otra versión sugiere que Hergé había finalizado con la serie de Tintín, pero se vió obligado a realizar nuevos álbumes para competir con Astérix y Obelix o Lucky Luke, que en la década de los 70 alcanzaron gran popularidad. En cualquier caso, el último álbum completo, Tintín y los pícaros salió a la venta en 1976.

Durante esta etapa, Hergé dedica su tiempo a cumplir viejos sueños. Viajar y cultivar su entusiasmo por el arte moderno son las actividades que le llenan el día a día. En 1971 visita Estados Unidos por primera vez, encontrándose con los parajes y culturas que tanto le habían fascinado en su juventud. En 1973 visitó Taiwan, al aceptar una invitación cursada treinta años antes por el gobierno del Kuomintang en agradecimiento por el álbum  El Loto Azul. Su vida privada también se fue asentando. Obtuvo el divorcio de Germaine Kieckens en 1975, y se casó en 1977 con Fanny Vlamynck, su novia desde la separación en 1960. Fanny era una atractiva colorista que trabajaba en los Estudios Hergé. Son momentos también plagados de reconocimientos hacia la obra del genio. Reconocimientos oficiales que se suceden día tras día durante la década de los 70. En 1976, se inaugura la célebre estatua de Tintín y Milú en Bruselas. Es este mismo año, emulando al intrépido héroe que nació de su imaginación, cuando se embarca en la aventura de localizar a su viejo amigo Tchang, que tanta influencia ejerció sobre él.

A partir de 1981 las apariciones de Hergé son cada vez más escasas, y 1982 fue un año en el que el veterano dibujante dió que hablar tras anunciar que estaba preparando una nueva aventura: Tintín y el Arte-Alfa. Su popularidad alcanzó extremos tales que, para este mismo año, la Sociedad Astronómica Belga bautizó un planeta con su nombre. Garabatea con ansiedad, hasta los últimos días de su vida, sobre los bocetos de Tintín y el Arte-Alfa, la que será para siempre su obra inacabada. Pero la anemia que venía sufriendo desde hacía un tiempo como consecuencia de una leucemia no le permitió completarla.


Hergé murió el 3 de marzo de 1983 en una clínica de Bruselas, a los 75 años, por un fallo pulmonar como desenlace de la leucemia que sufría.

Su álbum inacabado fue publicado a título póstumo, en 1986, como un conjunto de bocetos y notas. Y un año más tarde, en 1987, Fanny cierra los Estudios Hergé, reemplazándolos por la Fundación Hergé. Le Journal de Tintin dejó de publicarse en 1988.

Cuestionado, marginado, admirado, estudiado y eternamente copiado, Hergé sigue siendo considerado uno de los dibujantes de cómics más famosos del mundo.


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