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Los inspectores Hernández y Fernández
 Aparecidos en 1934 en la versión en blanco y negro de Los cigarros del Faraón (y presentes, de manera anónima, en la primera viñeta de la edición redibujada en color de Tintín en el Congo), los detectives Hernández y Fernández mantienen una relación más que curiosa con los demás personajes de la serie.
Aunque no pertenecen a la familia, la frecuentan asiduamente. Al principio siempre estaban dispuestos a detener a Tintín, extraña conducta si consideramos que siempre lo trataron como alquien cercano y de confianza. Estos patanes aunque se parecen extraordinariamente ni siquiera son parientes. Hergé se inspiró, de forma inconsciente (según comenta en Conversaciones con Hergé), en su padre y su tío, gemelos que solían vestir de forma similar, en una época en que estaba de moda cubrirse con sombrero. En la foto vemos dos representantes de la policía judicial aparecidos en la portada de Le Miroir, y que casualmente un admirador de Hergé le envió dado el  asombroso parecido con nuestros detectives de ficción, que ya llevaban tiempo dando guerra. Al parecer... la realidad superaba la ficción.
Los detectives Hernández y Fernández (llamados en las primeras ediciones X33 y X33bis) se distinguen por un sólo rasgo: el estilo de sus bigotes. Fernández lo recorta en forma redondeada, mientras que su colega lo lleva más puntiagudo.
Por lo demás, ambos encarnan a la perfección la imbecilidad y la suficiencia, con unos diálogos absurdos donde coinciden incluso en un cierta estulticia refinada. Veamos un ejemplo de Aterrizaje en la Luna:
Fernández — Este individuo nos ha insultado y le exigimos una explicación.
Hernández — Eso es... este individuo nos ha explicado y le exigimos un insulto.
Fernández — No es eso, ¡desgraciado! ¡Es al contrario!
Hernández — En efecto, en efecto... Hemos insultado a este individuo y le debemos una explicación.
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